El árbol de las preocupaciones
7/01/2020
Autor: desconocido
Un rico comerciante contrató a un
carpintero para restaurar una antigua casa colonial. Como el comerciante era de
esas personas a las que les gusta tener todo bajo control y le preocupaba que
el trabajo no quedase bien, decidió pasar un día en la casa, para ver cómo iban
las obras.
Al final
de la jornada, se dio cuenta de que el carpintero había trabajado mucho,
a pesar de que había sufrido varios contratiempos. Para completar el día
de mala suerte, el coche también se negó a funcionar así que el empresario se
ofreció para llevarle a casa.
El
carpintero no habló durante todo el trayecto, visiblemente enojado y
preocupado por todos los contratiempos que había tenido a lo largo del día.
Sin embargo, al llegar invitó al comerciante a conocer a su familia y a cenar,
pero antes de abrir la puerta, se detuvo delante de un pequeño árbol y
acarició sus ramas durante pocos minutos.
Cuando
abrió la puerta y entró en la casa, la transformación era radical: parecía
un hombre feliz. La cena transcurrió entre risas y animada conversación. Al
terminar la velada, el carpintero acompañó al comerciante al coche. Cuando
pasaron por delante del árbol, este le preguntó:
- ¿Qué
tiene de especial ese árbol? Antes de entrar estabas enojado y preocupado y
después de tocarlo eras otro hombre.
- Ese
es el árbol de los problemas – le respondió el carpintero. – Soy consciente
de que no puedo evitar los contratiempos en el trabajo pero no tengo por qué
llevarme las preocupaciones a casa. Cuando toco sus ramas, dejo ahí las
preocupaciones y las recojo a la mañana siguiente, cuando regreso al trabajo. Lo
interesante es que cada mañana encuentro menos motivos para preocuparme que los
que dejé el día antes.
Esa
noche, el rico comerciante aprendió una de las lecciones más valiosas de su
vida.
Reflexión:
Aprender a soltar las preocupaciones diarias puede parecer una habilidad
difícil, pero con práctica puede conseguirse y convertirse en un hábito
que nos permitirá disfrutar mejor de nuestra vida.
Las preocupaciones son como montar en una bicicleta estática: cansan,
pero no llevan a ninguna parte. Cargar con la mochila de preocupaciones
durante todo el día genera estrés, angustia, ansiedad y gran malestar,
creándose una bola cada vez más grande que fomenta la irritabilidad y la
negatividad... además de impedirnos disfrutar del presente.
Pero lo bueno es que podemos practicar y fomentar habilidades que nos
permitan "soltar lastre" diariamente. podemos crear nuestro
propio "árbol de las preocupaciones": hacer deporte, practicar
relajación, meditación, ejercicios mentales, etc.
Plantemos nuestro árbol de las preocupaciones y recordemos abrazarlo
cada día.
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